Era una historia bastante larga y ni Lita, ni Ami, ni Heracler estaban dispuestos a contarla en detalle; al menos no todavía. Serena y Endimion habían esperado pacientemente mientras Heracler se recuperaba, lo que no tardó demasiado tiempo. En un par de horas ya estaba de pie, aunque algo más taciturno y melancólico que de costumbre.
Al fin, el rey y la reina se dirigieron hacia el príncipe, el que los recibió con una profunda y extraña reverencia. Serena, siguiendo la costumbre de Júpiter, lo levantó delicadamente y puso el emblema de su reino sobre la frente de Heracler, en señal del triunfo que había obtenido en la batalla. Luego, y para sorpresa de todos, recitó las siguientes palabras:
- Que la Gloria nunca te desoriente y que la derrota nunca te detenga, guerrero del Milenio de Plata, hijo de la Casa de Her - Clam.
- Mi corazón y mi espada son vuestros, Neo reina Serena y rey Endimion.
- ¿Conoces bien tu misión, Heracler Clamda? - dijo Endimion
- ¡Sí mi Rey! - Respondió con fuerza -. Y una vez que la cumpla, volveré junto a vos, para defender el futuro Tokyo de Cristal.
- Entonces, hasta que eso se cumpla, cuentas con mi bendición, príncipe Heracler - Dijo Serena. Y luego, fijando su mirada en Ami, le dijo con ternura -. Es tradición en Júpiter que la Reina le entregue un recuerdo al guerrero que va a una batalla, para que éste se lo devuelva si llega triunfante. Pero hoy vamos a hacer una excepción...
Cerrando los ojos, Serena junta sus manos y las eleva hasta la altura de sus ojos. Una luz intensa pero breve se posa justo sobre sus manos y luego, flotando entre ella y Ami, aparece el Pendiente del Sacriventu, el recuerdo de la familia de Lita que hace muchos siglos Ami le había entregado a Heracler antes del torneo de Ganímedes.
Serena lo toma delicadamente con sus dos manos y se lo pasa a Ami. Ésta lloraba de alegría, pues ese pendiente significaba mucho para ella...
- Adelante, princesa de Mercurio...
Ami se secó las lágrimas (¡No era adecuado llorar en esas circunstancias!) y se acercó a Heracler, que la esperaba con su tradicional reverencia. Pero esta vez sí supo bien qué hacer. Levantándolo lentamente, le coloca el pendiente en el cuello y le dice las siguientes palabras:
Ter misterü, Heracler, Ter minäs Talin. Gin ter-hum ventü Tulcâs mitsé, aderán amitsé
Lo que significa: "No importa que ganes o pierdas, Heracler. Hoy compartimos el amor, y cuando vuelvas, compartiremos la vida."
Heracler no contestó, pero sus ojos mostraban claramente la respuesta. Ahora volvía a tener una nueva razón para combatir, y nuca más sería el mismo.
Lita fue la primera de las dos en despedirse. Sin mucha ceremonia, pero siguiendo las tradiciones de su planeta, le dio un beso a su hermano en la frente mientras le apretaba la mano con fuerza. Esa despedida significaba un "Adiós y buena suerte", que acompañó con la fórmula tradicional:
- Ter Gentûmë minwë, Gin terûm Clamda
Lo que significa: "Aunque combatas en la distancia, siempre compartiremos el valor"
- Sacriventü, Karma Ser - respondió Heracler
Lo que significa: "... Y así, el Sacriventu dejará de ser una carga"
Ami en tanto estaba radiante. Desde que él había vuelto a la vida, era toda alegría y entusiasmo, aunque tenía claro que Heracler debía partir a China para combatir al resto de sus enemigos, y no lo vería por mucho tiempo. Su alegría iba más allá, pues sabía que volverían a encontrarse, en un futuro no demasiado lejano, y sus corazones jamás se separarían, aunque ahora estuvieran lejos.
- Se me pasaron por la cabeza miles de cosas que me habría gustado decirte - dijo Ami algo tímida -, pero ninguna me convenció. Sólo quiero que sepas ésto: "El amor es libre, y jamás aceptaría una prisión por mucho tiempo". Si tu misión es partir, entonces tu partida también me hará feliz. Sabes bien que ahora estamos unidos por un lazo que nada puede romper.
- Lo sé muy bien, Ami Ter Clamda - respondió Heracler -. Y si no regreso, ya sabes...
- Sí; estuvimos juntos, compartimos el amor y eso es lo que importa. Pero si vuelves ...
- ... ¡Eh!, detente - dijo cerrándole los labios con el dedo -. Sabes bien que eso no necesitamos prometerlo.
Heracler cruzó la puerta final del aeropuerto, y ni Lita ni Ami podían seguirlo pues sólo se permitía el paso a los pasajeros. Sin embargo, antes de perderse de vista, Heracler se despidió de lejos, levantando el pendiente por sobre su cabeza en señal de adiós.
Así termina esta historia, en la cual todo el equipo de las Sailor Scout recibió la visita de Heracler, y aprendieron muchas cosas que las fortalecieron en sus combates posteriores. Y hasta la llegada del Tokyo de Cristal, Heralcer combatió con los grandes demonios y se vio fortalecido por la nueva luz que el pendiente del sacriventü encendía en sus ojos.
Pero el relato de esas batallas, es otra historia...
FIN
Creado por: Leo Valencia